¿Cómo funciona el reloj

Desde el siglo XIV, los relojes mecánicos han estado marcando el paso del tiempo. Aunque la forma en que lo hacen puede parecer muy simple – un peso o un muelle impulsa un engranaje, que a su vez impulsa otro, y así sucesivamente, hasta que el último engranaje impulsa el eje del segundero – la tecnología que se utiliza para construir esos engranajes es muy compleja. Y aunque hoy en día la mayoría de nosotros llevamos relojes electrónicos, muchos de los principios básicos de la relojería mecánica todavía se utilizan en la fabricación de relojes modernos.

Los primeros relojes mecánicos eran mucho menos precisos que los relojes electrónicos de hoy en día. Se cree que el primer reloj mecánico fue construido en 1386 por Juan de Cupertino, un monje italiano. Este dispositivo consistía en una serie de ruedas dentadas interconectadas que giraban alrededor de un eje central. Las ruedas dentadas se activaban mediante el peso de una bola que caía desde un recipiente sobre ellas. Aunque este primer reloj era muy rudimentario, demostró que era posible construir un dispositivo capaz de medir el paso del tiempo.

La siguiente etapa importante en el desarrollo de los relojes mecánicos tuvo lugar en 1656, cuando Christian Huygens, un físico y matemático neerlandés, inventó el primer reloj pendular. En este dispositivo, un peso se colgaba de un resorte y oscilaba regularmente de un lado a otro. Esta oscilación se transmitía a través de una serie de ruedas dentadas hasta llegar al eje del segundero. El movimiento regular del pendulo permitió a Huygens construir un reloj mucho más preciso que cualquiera de los que habían existido hasta entonces.

Aunque el principio del pendulo sigue siendo utilizado en muchos relojes modernos, la mayoría de los relojes actuales utilizan movimientos de cuarzo para mantener la precisión. Un cristal de cuarzo vibrará con exactitud si se le aplica una corriente eléctrica de frecuencia adecuada. Estas vibraciones se pueden transmitir a través de ruedas dentadas para mover el eje del segundero y, por lo tanto, medir el paso del tiempo con gran precisión.