¿Por qué algunas personas rehúyen el compromiso

Desde el momento en que nos involucramos sentimentalmente con otra persona, surge la necesidad de definir la relación. ¿Estamos saliendo? ¿Es solo una aventura? ¿Tenemos una relación abierta? ¿O es algo más serio, un compromiso?

Para algunas personas, el compromiso es un paso natural en una relación; para otras, es algo a evitar a toda costa. Si bien no hay una sola razón para rehuir el compromiso, podemos identificar algunos factores comunes.

Miedo al cambio

Una de las razones más comunes para no querer comprometerse es el miedo al cambio. Nos sentimos cómodos con la idea de que las cosas seguirán siendo como son, y el compromiso puede suponer un cambio significativo en nuestras vidas.

Por ejemplo, cuando nos comprometemos a una relación monogámica, estamos diciendo que estamos dispuestos a limitar nuestras opciones sexuales y emocionales. Esto puede ser intimidante, sobre todo si estamos acostumbrados a tener una vida sexual más libre.

Otro ejemplo es cuando nos comprometemos a vivir juntos. Dejamos de ser independientes y nos convertimos en responsables de otra persona. Tenemos que hacer espacio en nuestra casa y en nuestras vidas para otra persona, lo cual puede ser difícil para algunas personas.

Miedo al fracaso

Otra razón por la que podemos rehuir el compromiso es el miedo al fracaso. Nos preocupa que no seamos capaces de mantener una relación a largo plazo, o que simplemente no funcione out. Esto puede ser especialmente verdadero si hemos sido heridos en el pasado.

El miedo al fracaso puede hacernos sentir como si estuviéramos atrapados en un ciclo de relaciones fallidas, y puede ser difícil de superar. Sin embargo, es importante recordar que ninguna relación es perfecta y que todas las parejas tienen sus altibajos. El secreto es encontrar a alguien con quien valga la pena luchar por la relación, y no rendirse cuando las cosas se ponen difíciles.

Miedo a perder la libertad

Para algunas personas, el compromiso significa renunciar a su libertad. Se sienten atrapados por los confines de una relación y ven el compromiso como una prisión emocional. Esto puede ser particularmente cierto si han vivido una vida muy independiente antes de entrar en una relación.

Por ejemplo, si eres soltero/soltera y te has acostumbrado a ir y venir a tu antojo, puede ser difícil adaptarte a la idea de tener que coordinar tus planes con otra persona. O si eres mujer y te has acostumbrado a vivir sin un hombre en tu vida, puede ser intimidante la idea de tener que compartir tu espacio y tu tiempo con alguien más.